Oyendo desde lejos tu voz melodiosa,
cántico glorioso para mi dulce existir,
entona en tu estancia los más hermosos versos,
susurra a distancia lo que me quieres decir.
El zumbido del aire,
el silencio del tiempo,
mientras corre a destiempo;
aléjate, no quiero.
La ceniza en la mesa,
el velón puesto en ella,
su llama en danza siniestra,
aléjate, no quiero.
Oyendo a kilómetros tu mágico timbre,
es posible entenderte sin siquiera conocerte,
haciendo a tus labios la agraciada puerta,
la salida perfecta de tu mágico don.
No te olvides de hablarme de noche y de día,
aunque loco parezca que te pueda escuchar,,
loca me vuelve el no tenerte cerca,
el simplemente no poderte abrazar.
Condenarme a un instante,
amarrarme a un momento,
alquilarte este cuerpo,
aléjate, no puedo.
Pamela Reyes y Melissa García
Martes 12 de julio del 2011, a las 3:23 P.M.
cántico glorioso para mi dulce existir,
entona en tu estancia los más hermosos versos,
susurra a distancia lo que me quieres decir.
El zumbido del aire,
el silencio del tiempo,
mientras corre a destiempo;
aléjate, no quiero.
La ceniza en la mesa,
el velón puesto en ella,
su llama en danza siniestra,
aléjate, no quiero.
Oyendo a kilómetros tu mágico timbre,
es posible entenderte sin siquiera conocerte,
haciendo a tus labios la agraciada puerta,
la salida perfecta de tu mágico don.
No te olvides de hablarme de noche y de día,
aunque loco parezca que te pueda escuchar,,
loca me vuelve el no tenerte cerca,
el simplemente no poderte abrazar.
Condenarme a un instante,
amarrarme a un momento,
alquilarte este cuerpo,
aléjate, no puedo.
Pamela Reyes y Melissa García
Martes 12 de julio del 2011, a las 3:23 P.M.
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